Mientras se intensifica el debate en torno a la geoingeniería solar, centramos la atención en la Iniciativa Degrees, una organización con sede en el Reino Unido que se dedica a “poner al Sur Global en el centro de la conversación sobre el Manejo de la Radiación Solar (SRM, por sus siglas en inglés)”. La misión decarada de Degrees es “cambiar el entorno global en el que se evalúa la SRM” mediante “la creación de capacidad en los países en desarrollo” para investigar y evaluar la implementación de la geoingeniería solar.
Sin embargo, nuestro análisis de la Iniciativa Degrees, publicado hoy en nuestro sitio web, muestra que sus estructuras de toma de decisiones y financiamiento están dominadas por las élites del Norte Global. En lugar de apoyar a los científicos con sede en el Sur Global para que lleven a cabo la investigación pertinente según los impactos del cambio climático en sus países y cómo afecta a las regiones en las que viven, pretende imponer su propia agenda a la investigación académica en el Sur Global.
Esto ha dado lugar a una metodología de investigación extremadamente problemática, que proyecta el despliegue de la Inyección de Aerosoles Estratosféricos (SAI, por sus siglas en inglés) en un contexto grave de escenarios de emisiones de gases de efecto invernadero, y que corre el riesgo de presentar la SRM —y en particular la SAI— bajo una luz favorable y distorsionar los posibles impactos del despliegue de la geoingeniería solar en los países del Sur Global.
De la misma manera que la industria de los combustibles fósiles ha utilizado durante décadas el “lavado verde” para legitimar su falta de acción climática, la Iniciativa Degrees está blanqueando la investigación del Sur Global sobre la SRM para legitimarla en partes del mundo que en general se oponen firmemente a la geoingeniería por razones de justicia climática.
Al mismo tiempo, la investigación que la Iniciativa apoya contribuye a un marco político favorecido por los defensores de la geoingeniería, que sopesa los riesgos del despliegue de la geoingeniería a gran escala frente a los riesgos de un cambio climático no mitigado y, por lo tanto, catastrófico. Esto hace mucho más probable que la geoingeniería sea vista como una alternativa viable, como el Plan B para las urgentes y profundas reducciones de emisiones que tan desesperadamente se necesitan.
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