Bioenergía con captura y almacenamiento de carbono
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Description and purpose of the technology
El objetivo de la bioenergía con captura y almacenamiento de carbono o BECCS (por sus siglas en inglés), es capturar el CO2 emitido en la producción de bioenergía y acopiarlo, (lo que se conoce como captura y almacenamiento de carbono, CCS) o reutilizarlo (captura, uso y almacenamiento de carbono, CCUS). Este enfoque para la remoción de dióxido de carbono exige quemar cantidades muy grandes de cultivos, árboles o residuos vegetales para generar energía —electricidad o calor— o convertirlos en etanol para su combustión. En teoría, el CO2 resultante del proceso de combustión se filtra de los gases emitidos, por lo general con una captura posterior a la combustión, con instalaciones y procesos en chimenea, que requieren a su vez mucha energía.
Si se utiliza un enfoque de CCS, el CO2 capturado se comprime en forma líquida y se transporta a lugares donde, teóricamente, se puede inyectar bajo tierra para almacenarlo allí a largo plazo. Por otro lado, la CCUS es una técnica para “almacenar” temporalmente el CO2 capturado y usarlo en productos manufacturados o combustibles sintéticos. A la BECCS se le ha llamado una técnica “negativa en carbono” porque se supone erróneamente que la bioenergía es “neutra en carbono”, puesto que las plantas quemadas volverán a crecer y a fijar el CO2 que ha sido emitido. Estudios científicos han señalado que esta afirmación pasa por alto las emisiones derivadas del cambio de uso del suelo, así como las emisiones de todo el ciclo de vida de BECCS, por ejemplo el CO2 emitido durante el cultivo, la cosecha y el transporte. [1]
Aunque no se ha probado y que es inviable desde el punto de vista social y ecológico, por el impacto que su implementación significaría a gran escala, BECCS ha ocupado equivocadamente un lugar central entre los enfoques de CDR. [2] Casi todos los escenarios de modelización que limitan el calentamiento global a 1,5 °C considerados por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) en su informe de evaluación climática de 2018 asumen que BECCS será técnica y económicamente viable y puede escalarse con éxito. [3]
Dependiendo de la ambición de la vía de mitigación considerada por el IPCC, se requeriría una eliminación del orden de 100-1.200 gigatoneladas de dióxido de carbono a través de BECCS, lo que equivale a entre tres y 30 veces las emisiones anuales globales actuales. El despliegue a tal escala se traduciría en un requerimiento de tierra de 0,1 a 0,8 mil millones de hectáreas para satisfacer la demanda necesaria de biomasa y biocombustibles. A modo de comparación: la superficie total de tierras de cultivo del mundo es de alrededor de 1.500 millones de hectáreas en la actualidad. Por lo tanto, los escenarios climáticos del IPCC podrían requerir que hasta la mitad de las tierras de cultivo mundiales se destinen a la producción de bioenergía. [4]
Actors involved
La mayoría de los proyectos de BECCS existentes son estudios a pequeña escala, operados en plantas de producción de etanol a base de biomasa en Estados Unidos. El proyecto más grande se encuentra en la refinería de maíz a etanol de Archer Daniels Midland (ADM) en Decatur. En 2011, el Proyecto Decatur comenzó como un estudio de “prueba de concepto”. En 2017, el Proyecto Industrial CCS de Illinois añadió más capacidad y ahora captura ~0.5 millones de toneladas de CO2 al año del proceso de fermentación e inyecta el CO2 capturado bajo tierra. El proyecto de demostración está financiado por el Departamento de Energía estadounidense, además de contar con el apoyo de otras agencias gubernamentales, la propia ADM y otras empresas. El proyecto afirma reducir las emisiones de CO2 en las instalaciones de Decatur. En realidad, la refinería emite más de lo que remueve porque se alimenta de combustibles fósiles y la evaluación del ciclo de vida del maíz industrial, un cultivo de alto consumo energético, no es contabilizada por ADM.[5]
Otros proyectos de BECCS en plantas de etanol, con capacidades de captura de CO2 de entre ~0.1 y ~0.25 millones de toneladas anuales, operan fuera de Estados Unidos, en Canadá, Bélgica, Países Bajos, Arabia Saudita y Suecia. [6] Otro enfoque de BECCS se basa en la generación de energía a partir de biomasa. Desde 2012, la central eléctrica de Drax, la mayor del Reino Unido, convirtió cuatro de sus seis unidades para quemar pellets de madera en lugar de carbón. En enero de 2024, se le concedió la aprobación del gobierno para un proyecto de BECCS para capturar carbono de dos de las unidades convertidas, que la empresa necesitaba para seguir recibiendo lucrativos subsidios públicos para la generación de electricidad, estimados en hasta 43 mil millones de libras esterlinas durante 25 años. La decisión fue ampliamente denunciada por grupos ambientalistas que temen que allane el camino para que se talen más bosques en todo el mundo y se emitan millones de toneladas más de dióxido de carbono a la atmósfera cada año tras la máscara de una tecnología de captura de carbono no probada y no testeada. [7] En 2023, para satisfacer menos del 1 por ciento de la reciente demanda final de energía del país, Drax necesitó más de ocho millones de toneladas de madera para producir los pellets que quemó, que es más madera de la que se produce en el Reino Unido cada año. La mayor parte (88 por ciento) del suministro de biomasa se importó de Norteamérica. [8]
Alcanzar una “huella de carbono negativa” a través de la combustión a gran escala de pellets de madera es un objetivo inverosímil: la producción de pellets es un proceso que consume mucha energía, porque la materia prima de biomasa debe cosecharse, astillarse, secarse, peletizarse y transportarse a grandes distancias. [9] Además, el envío de millones de toneladas de pellets en buques portacontenedores a través del Océano Atlántico genera anualmente contaminantes y emisiones de gases de efecto invernadero, incluidos alrededor de 600 millones de toneladas de dióxido de carbono. [10]
El dióxido de carbono capturado por los proyectos BECCS actualmente operativos se utiliza por lo general para la recuperación mejorada de petróleo (EOR), lo que conduce a aún más emisiones de combustibles fósiles (ver el informe de tecnología de CCS), que se bombea a los invernaderos para estimular el crecimiento de las plantas o se vende para su uso en la fabricación de alimentos y bebidas. [11] A pesar de las grandes esperanzas que la industria y los responsables de la formulación de políticas han depositado en la BECCS, está claro que la tecnología no está a la altura de las expectativas.
Impacts of the technology
El despliegue a gran escala de BECCS conllevaría impactos adversos a gran escala sobre el clima, los ecosistemas y la biodiversidad, así como impactos sociales profundamente negativos. En general, el optimismo en torno a BECCS se basa en dos creencias erróneas: 1) que la bioenergía en sí misma es “neutra en carbono” porque el dióxido de carbono liberado por la bioenergía será compensado por el dióxido de carbono absorbido por el crecimiento de la nueva biomasa y 2) las emisiones de dióxido de carbono de la bioenergía pueden almacenarse de manera efectiva y confiable bajo tierra.
En lugar de ser neutros en carbono, una gran cantidad de literatura revisada por pares indica que muchos, tal vez la mayoría, de los procesos de bioenergía resultan en incluso más emisiones de dióxido de carbono que la quema de los combustibles fósiles que se supone que reemplazan. [12] Esto se debe principalmente a las emisiones derivadas de los cambios en el uso de la tierra y las alteraciones del suelo para los cultivos bioenergéticos, la sobreexplotación y degradación de los bosques y los paisajes boscosos y las emisiones de combustibles fósiles a lo largo de la cadena de suministro procedentes de la cosecha, el transporte y el mayor uso de fertilizantes y agroquímicos.
Debido al hecho de que se emite hasta un 50 por ciento más de CO2 cuando se quema biomasa en comparación con el carbón para producir la misma cantidad de energía, la captura de dióxido de carbono de los procesos de bioenergía, como las centrales eléctricas alimentadas con biomasa, es técnicamente aún más desafiante y consume más energía que la captura de dióxido de carbono de las plantas de carbón, que se ha intentado muchas veces a un gran costo y con poco éxito. [13] Las mayores emisiones de dióxido de carbono significan que se debe dedicar aún más energía al proceso de captura de carbono en sí. Los proponentes de BECCS también confían en que el almacenamiento geológico de dióxido de carbono en depósitos vacíos de petróleo y gas, o en acuíferos salinos profundos, sea efectivo y confiable. Sin embargo, hay poca experiencia en el mundo real en la que basar esa fe, y parece poco probable que el almacenamiento geológico pueda garantizar un almacenamiento fiable a largo plazo (ver el informe de tecnología sobre la CCS).
La escalada de la generación de bioenergía en la medida prevista incluso por el escenario más modesto del IPCC BECCS probablemente dependería de las plantaciones industriales de monocultivos de árboles de rápido crecimiento para proporcionar gran parte de la materia prima, lo que tendría impactos devastadores en los ecosistemas, el suministro de agua, la calidad del suelo y el agua, la biodiversidad y los medios de subsistencia. Competiría directamente con la producción de alimentos y la seguridad alimentaria. [14] Las estimaciones para lograr una eliminación relativamente modesta de tres gigatoneladas de dióxido de carbono oscilan entre 380 y 700 millones de hectáreas en el 2100, lo que equivale al 25-46 por ciento de las tierras agrícolas actuales del mundo. Una demanda de tierras tan elevada daría lugar a una importante competencia y conflicto por la tierra, el acaparamiento de tierras, los efectos en los derechos de tenencia y el aumento de los precios de los cultivos alimentarios básicos. En la práctica, obligaría a millones de personas a abandonar sus tierras. Un ejemplo reciente de cómo los cultivos bioenergéticos elevan los precios de los alimentos es el aumento de la producción de maíz a etanol en Estados Unidos, que aumentó los precios de las tortillas, un alimento básico en México, en un 69 por ciento. [15]
La BECCS también tendría una huella hídrica muy grande que exacerbaría los impactos del cambio climático, y el número de personas que sufren escasez de agua aumentaría potencialmente en miles de millones. [16] Además, el despliegue de BECCS podría hacer que el consumo mundial de fertilizantes químicos se duplique con creces, [17] lo que provocaría mayores impactos, como la derrama de fertilizantes, la eutrofización. [18] Además, las emisiones adicionales de óxido nitroso de la producción de fertilizantes por sí solas podrían eliminar cualquier beneficio potencial de eliminación de CO2 de la BECCS.
Dados los desafíos técnicos, es poco probable que la BECCS llegue alguna vez a escalarse. Pero el daño causado por confiar y legitimar la bioenergía a gran escala como respuesta al cambio climático puede ser irreparable. Las tecnologías de fantasía como BECCS son una excusa perfecta para que los contaminadores sigan utilizando combustibles fósiles, mientras apuestan por tecnologías de “emisiones negativas” no probadas, para supuestamente remover sus emisiones a gran escala en el futuro. La falsa promesa de futuras “emisiones negativas” es uno de los impactos más peligrosos de BECCS.
Reality check
La BECCS es una aspiración que es muy poco probable que sea técnica o económicamente viable alguna vez y, al contrario de las suposiciones erróneas sobre las emisiones de carbono de los procesos bioenergéticos, nunca removerá eficazmente los gases de efecto invernadero de la atmósfera. De hecho, la BECCS a escala masiva exacerbaría el caos climático, por lo que no es compatible con ningún desarrollo sostenible y despierta una gran preocupación por la seguridad y soberanía alimentaria y los conflictos por la tierra que causaría.
Further reading
Biofuelwatch y Fundación Heinrich Böll, Resumen del informe de BECCS: ¿Último recurso para combatir el cambio climático o una ilusión?, http://www.biofuelwatch.org.uk/2016/beccs-report-hbf/
Biofuelwatch, Informe completo – BECCS: ¿Último recurso para combatir el cambio climático o una ilusión? http://www.biofuelwatch.org.uk/2015/beccs-report/
Coalición Mundial por los Bosques, Los riesgos del biosecuestro a gran escala en el contexto del eliminación de dióxido, http://globalforestcoalition.org/risks-of-large-scale-biosequestration/
End notes
[1] Ver, por ejemplo, Gough, et al. (2018) Desafíos para el uso de BECCS como tecnología clave en la búsqueda de 1.5ºC, en: Global Sustainability, Vol. 1, Cambridge University Press, https://www.cambridge.org/core/journals/global-sustainability/article/challenges-to-the-use-of-beccs-as-a-keystone-technology-in-pursuit-of-15c/5E8AE2ECC9DCACB5DFE4B97BBE70476D/core-reader
[2] Ver, por ejemplo: The Royal Society (2009) Geoingeniería del clima: ciencia, gobernanza e incertidumbre, The Royal Society, Policy document 10/09, Londres, https://royalsociety.org/-/media/Royal_Society_Content/policy/publications/2009/8693.pdf
[3] IPCC (2018) Calentamiento global de 1,5 °C. Un informe especial del IPCC sobre los impactos del calentamiento global de 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales y las trayectorias relacionadas con las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, en el contexto del fortalecimiento de la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático, el desarrollo sostenible y los esfuerzos para erradicar la pobreza [V. Masson-
Delmotte, P. Zhai, H. O. Pörtner, D. Roberts, J. Skea, P. R. Shukla, A. Pirani, W. Moufouma-Okia, C. Péan, R. Pidcock, S. Connors, J. B. R. Matthews, Y. Chen, X. Zhou, M. I. Gomis, E. Lonnoy, T. Maycock, M. Tignor, T. Waterfield (eds.)], https://www.ipcc.ch/sr15/
[4] Fajardy, et al. (2019) Despliegue de BECCS: una verificación de la realidad, Imperial College London, Grantham Institute Briefing paper n.º 28, 14 páginas, https://www.imperial.ac.uk/media/imperial-college/grantham-institute/public/publications/briefing-papers/BECCS-deployment—a-reality-check.pdf
[5] Grupo ETC y Fundación Heinrich Böll (2020) Mapa de geoingeniería: Illinois Industrial CCS (antiguo proyecto Decatur), https://map.geoengineeringmonitor.org/Carbon-Cioxide-Removal/illinois-industrial-ccs-project-former-decatur-project/
[6] Grupo ETC y Fundación Heinrich Böll (2020) Mapa de Geoingeniería: BECCS (Bioenergía con Captura y Almacenamiento de Carbono), https://map.geoengineeringmonitor.org/
[7] Biofuelwatch (2024), La aprobación del gobierno del proyecto BECCS de Drax causará más destrucción de bosques, advierten los activistas, https://www.biofuelwatch.org.uk/2024/government-approval-of-draxs-beccs-project-will-cause-more-forest-destruction-campaigners-warn/
[8] Grupo ETC y Fundación Heinrich Böll (2020) Mapa de Geoingeniería: Proyecto Drax, https://map.geoengineeringmonitor.org/Carbon-Cioxide-Removal/drax-project/; Biofuelwatch (2024), #AxeDrax campaign, https://www.biofuelwatch.org.uk/axedrax-campaign/#BECCS; Drax (2024), Drax Group plc Informe anual y cuentas 2023, https://www.drax.com/wp-content/uploads/2024/03/Drax_AR23_Interactive.pdf
[9] Padilla-Rivera, et al. (2017) Desempeño ambiental de los pellets de madera del este de Canadá medido a través de la evaluación del ciclo de vida, en: Bosques, Vol. 8(9), 352, https://www.mdpi.com/1999-4907/8/9/352/pdf
[10] Cálculo con base en: 7 mil km de distancia de transporte para el 79 por ciento de la cantidad total de pellets quemados en 2018. Transporte en buque portacontenedores, generan 15.1 g de CO2 por km y tonelada (https://www.nabu.de/umwelt-und-ressourcen/verkehr/schifffahrt/containerschifffahrt/16646.html)
[11] Grupo ETC y Fundación Heinrich Böll (2020) Mapa de geoingeniería: BECCS (Bioenergía con captura y almacenamiento de carbono), https://map.geoengineeringmonitor.org/
[12] Una compilación de literatura revisada por pares está disponible en: Biofuelwatch, Recursos sobre la biomasa, http://www.biofuelwatch.org.uk/biomass-resources/resources-on-biomass/
[13] Partnership for Policy Integrity (2011) Emisiones de carbono de la quema de biomasa para energía, publicado en línea: 17 de marzo de 2011, http://www.pfpi.net/carbon-emissions
[14] Coalición Mundial por los Bosques (2018) Documento de trabajo: Los riesgos del biosecuestro a gran escala en el contexto de la remoción de dióxido de carbono, https://globalforestcoalition.org/risks-of-large-scale-biosequestration/; Las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina (2019) Tecnologías de emisiones negativas y secuestro confiable: una agenda de investigación, Washington DC: The National Academies Press, 510 páginas, ISBN 978-0-309-48452-7, https://www.nap.edu/read/25259/chapter/7
[15] Stokstad (2019) Las plantaciones de bioenergía podrían combatir el cambio climático, pero amenazan los cultivos alimentarios, advierte un panel de la ONU, en: ScienceMag, publicado en línea, consultado: 3 de febrero de 2020, https://www.sciencemag.org/news/2019/08/bioenergy-plantations-could-fight-climate-change-threaten-food-crops-un-panel-warns
[16] Delucchi (2010) Impactos de los biocombustibles en el cambio climático, el uso del agua y el uso de la tierra, en: Anales de la Academia de Ciencias de Nueva York, Vol. 1195 (1): 28 – 45
[17] Creutzig (2014) Visiones económicas y ecológicas sobre la mitigación del cambio climático con bioenergía y emisiones negativas, en: Global Change Biology – Bioenergy, Vol. 8(1): 4 – 10
[18] Burns and Nicholson (2017) Bioenergía y captura de carbono con almacenamiento (BECCS): perspectivas y desafíos de una respuesta de política climática emergente, en: Journal of Environmental Studies and Science, Vol. 7(4): 527 – 534
Bioenergía con captura y almacenamiento de carbono
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Descripción y propósito de la tecnología
El objetivo de la bioenergía con captura y almacenamiento de carbono o BECCS (por sus siglas en inglés), es capturar el CO2 emitido en la producción de bioenergía y acopiarlo, (lo que se conoce como captura y almacenamiento de carbono, CCS) o reutilizarlo (captura, uso y almacenamiento de carbono, CCUS). Este enfoque para la remoción de dióxido de carbono exige quemar cantidades muy grandes de cultivos, árboles o residuos vegetales para generar energía —electricidad o calor— o convertirlos en etanol para su combustión. En teoría, el CO2 resultante del proceso de combustión se filtra de los gases emitidos, por lo general con una captura posterior a la combustión, con instalaciones y procesos en chimenea, que requieren a su vez mucha energía.
Si se utiliza un enfoque de CCS, el CO2 capturado se comprime en forma líquida y se transporta a lugares donde, teóricamente, se puede inyectar bajo tierra para almacenarlo allí a largo plazo. Por otro lado, la CCUS es una técnica para “almacenar” temporalmente el CO2 capturado y usarlo en productos manufacturados o combustibles sintéticos. A la BECCS se le ha llamado una técnica “negativa en carbono” porque se supone erróneamente que la bioenergía es “neutra en carbono”, puesto que las plantas quemadas volverán a crecer y a fijar el CO2 que ha sido emitido. Estudios científicos han señalado que esta afirmación pasa por alto las emisiones derivadas del cambio de uso del suelo, así como las emisiones de todo el ciclo de vida de BECCS, por ejemplo el CO2 emitido durante el cultivo, la cosecha y el transporte. [1]
Aunque no se ha probado y que es inviable desde el punto de vista social y ecológico, por el impacto que su implementación significaría a gran escala, BECCS ha ocupado equivocadamente un lugar central entre los enfoques de CDR. [2] Casi todos los escenarios de modelización que limitan el calentamiento global a 1,5 °C considerados por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) en su informe de evaluación climática de 2018 asumen que BECCS será técnica y económicamente viable y puede escalarse con éxito. [3]
Dependiendo de la ambición de la vía de mitigación considerada por el IPCC, se requeriría una eliminación del orden de 100-1.200 gigatoneladas de dióxido de carbono a través de BECCS, lo que equivale a entre tres y 30 veces las emisiones anuales globales actuales. El despliegue a tal escala se traduciría en un requerimiento de tierra de 0,1 a 0,8 mil millones de hectáreas para satisfacer la demanda necesaria de biomasa y biocombustibles. A modo de comparación: la superficie total de tierras de cultivo del mundo es de alrededor de 1.500 millones de hectáreas en la actualidad. Por lo tanto, los escenarios climáticos del IPCC podrían requerir que hasta la mitad de las tierras de cultivo mundiales se destinen a la producción de bioenergía. [4]
Actores involucrados
La mayoría de los proyectos de BECCS existentes son estudios a pequeña escala, operados en plantas de producción de etanol a base de biomasa en Estados Unidos. El proyecto más grande se encuentra en la refinería de maíz a etanol de Archer Daniels Midland (ADM) en Decatur. En 2011, el Proyecto Decatur comenzó como un estudio de “prueba de concepto”. En 2017, el Proyecto Industrial CCS de Illinois añadió más capacidad y ahora captura ~0.5 millones de toneladas de CO2 al año del proceso de fermentación e inyecta el CO2 capturado bajo tierra. El proyecto de demostración está financiado por el Departamento de Energía estadounidense, además de contar con el apoyo de otras agencias gubernamentales, la propia ADM y otras empresas. El proyecto afirma reducir las emisiones de CO2 en las instalaciones de Decatur. En realidad, la refinería emite más de lo que remueve porque se alimenta de combustibles fósiles y la evaluación del ciclo de vida del maíz industrial, un cultivo de alto consumo energético, no es contabilizada por ADM.[5]
Otros proyectos de BECCS en plantas de etanol, con capacidades de captura de CO2 de entre ~0.1 y ~0.25 millones de toneladas anuales, operan fuera de Estados Unidos, en Canadá, Bélgica, Países Bajos, Arabia Saudita y Suecia. [6] Otro enfoque de BECCS se basa en la generación de energía a partir de biomasa. Desde 2012, la central eléctrica de Drax, la mayor del Reino Unido, convirtió cuatro de sus seis unidades para quemar pellets de madera en lugar de carbón. En enero de 2024, se le concedió la aprobación del gobierno para un proyecto de BECCS para capturar carbono de dos de las unidades convertidas, que la empresa necesitaba para seguir recibiendo lucrativos subsidios públicos para la generación de electricidad, estimados en hasta 43 mil millones de libras esterlinas durante 25 años. La decisión fue ampliamente denunciada por grupos ambientalistas que temen que allane el camino para que se talen más bosques en todo el mundo y se emitan millones de toneladas más de dióxido de carbono a la atmósfera cada año tras la máscara de una tecnología de captura de carbono no probada y no testeada. [7] En 2023, para satisfacer menos del 1 por ciento de la reciente demanda final de energía del país, Drax necesitó más de ocho millones de toneladas de madera para producir los pellets que quemó, que es más madera de la que se produce en el Reino Unido cada año. La mayor parte (88 por ciento) del suministro de biomasa se importó de Norteamérica. [8]
Alcanzar una “huella de carbono negativa” a través de la combustión a gran escala de pellets de madera es un objetivo inverosímil: la producción de pellets es un proceso que consume mucha energía, porque la materia prima de biomasa debe cosecharse, astillarse, secarse, peletizarse y transportarse a grandes distancias. [9] Además, el envío de millones de toneladas de pellets en buques portacontenedores a través del Océano Atlántico genera anualmente contaminantes y emisiones de gases de efecto invernadero, incluidos alrededor de 600 millones de toneladas de dióxido de carbono. [10]
El dióxido de carbono capturado por los proyectos BECCS actualmente operativos se utiliza por lo general para la recuperación mejorada de petróleo (EOR), lo que conduce a aún más emisiones de combustibles fósiles (ver el informe de tecnología de CCS), que se bombea a los invernaderos para estimular el crecimiento de las plantas o se vende para su uso en la fabricación de alimentos y bebidas. [11] A pesar de las grandes esperanzas que la industria y los responsables de la formulación de políticas han depositado en la BECCS, está claro que la tecnología no está a la altura de las expectativas.
Impactos de la tecnología
El despliegue a gran escala de BECCS conllevaría impactos adversos a gran escala sobre el clima, los ecosistemas y la biodiversidad, así como impactos sociales profundamente negativos. En general, el optimismo en torno a BECCS se basa en dos creencias erróneas: 1) que la bioenergía en sí misma es “neutra en carbono” porque el dióxido de carbono liberado por la bioenergía será compensado por el dióxido de carbono absorbido por el crecimiento de la nueva biomasa y 2) las emisiones de dióxido de carbono de la bioenergía pueden almacenarse de manera efectiva y confiable bajo tierra.
En lugar de ser neutros en carbono, una gran cantidad de literatura revisada por pares indica que muchos, tal vez la mayoría, de los procesos de bioenergía resultan en incluso más emisiones de dióxido de carbono que la quema de los combustibles fósiles que se supone que reemplazan. [12] Esto se debe principalmente a las emisiones derivadas de los cambios en el uso de la tierra y las alteraciones del suelo para los cultivos bioenergéticos, la sobreexplotación y degradación de los bosques y los paisajes boscosos y las emisiones de combustibles fósiles a lo largo de la cadena de suministro procedentes de la cosecha, el transporte y el mayor uso de fertilizantes y agroquímicos.
Debido al hecho de que se emite hasta un 50 por ciento más de CO2 cuando se quema biomasa en comparación con el carbón para producir la misma cantidad de energía, la captura de dióxido de carbono de los procesos de bioenergía, como las centrales eléctricas alimentadas con biomasa, es técnicamente aún más desafiante y consume más energía que la captura de dióxido de carbono de las plantas de carbón, que se ha intentado muchas veces a un gran costo y con poco éxito. [13] Las mayores emisiones de dióxido de carbono significan que se debe dedicar aún más energía al proceso de captura de carbono en sí. Los proponentes de BECCS también confían en que el almacenamiento geológico de dióxido de carbono en depósitos vacíos de petróleo y gas, o en acuíferos salinos profundos, sea efectivo y confiable. Sin embargo, hay poca experiencia en el mundo real en la que basar esa fe, y parece poco probable que el almacenamiento geológico pueda garantizar un almacenamiento fiable a largo plazo (ver el informe de tecnología sobre la CCS).
La escalada de la generación de bioenergía en la medida prevista incluso por el escenario más modesto del IPCC BECCS probablemente dependería de las plantaciones industriales de monocultivos de árboles de rápido crecimiento para proporcionar gran parte de la materia prima, lo que tendría impactos devastadores en los ecosistemas, el suministro de agua, la calidad del suelo y el agua, la biodiversidad y los medios de subsistencia. Competiría directamente con la producción de alimentos y la seguridad alimentaria. [14] Las estimaciones para lograr una eliminación relativamente modesta de tres gigatoneladas de dióxido de carbono oscilan entre 380 y 700 millones de hectáreas en el 2100, lo que equivale al 25-46 por ciento de las tierras agrícolas actuales del mundo. Una demanda de tierras tan elevada daría lugar a una importante competencia y conflicto por la tierra, el acaparamiento de tierras, los efectos en los derechos de tenencia y el aumento de los precios de los cultivos alimentarios básicos. En la práctica, obligaría a millones de personas a abandonar sus tierras. Un ejemplo reciente de cómo los cultivos bioenergéticos elevan los precios de los alimentos es el aumento de la producción de maíz a etanol en Estados Unidos, que aumentó los precios de las tortillas, un alimento básico en México, en un 69 por ciento. [15]
La BECCS también tendría una huella hídrica muy grande que exacerbaría los impactos del cambio climático, y el número de personas que sufren escasez de agua aumentaría potencialmente en miles de millones. [16] Además, el despliegue de BECCS podría hacer que el consumo mundial de fertilizantes químicos se duplique con creces, [17] lo que provocaría mayores impactos, como la derrama de fertilizantes, la eutrofización. [18] Además, las emisiones adicionales de óxido nitroso de la producción de fertilizantes por sí solas podrían eliminar cualquier beneficio potencial de eliminación de CO2 de la BECCS.
Dados los desafíos técnicos, es poco probable que la BECCS llegue alguna vez a escalarse. Pero el daño causado por confiar y legitimar la bioenergía a gran escala como respuesta al cambio climático puede ser irreparable. Las tecnologías de fantasía como BECCS son una excusa perfecta para que los contaminadores sigan utilizando combustibles fósiles, mientras apuestan por tecnologías de “emisiones negativas” no probadas, para supuestamente remover sus emisiones a gran escala en el futuro. La falsa promesa de futuras “emisiones negativas” es uno de los impactos más peligrosos de BECCS.
Visión realista
La BECCS es una aspiración que es muy poco probable que sea técnica o económicamente viable alguna vez y, al contrario de las suposiciones erróneas sobre las emisiones de carbono de los procesos bioenergéticos, nunca removerá eficazmente los gases de efecto invernadero de la atmósfera. De hecho, la BECCS a escala masiva exacerbaría el caos climático, por lo que no es compatible con ningún desarrollo sostenible y despierta una gran preocupación por la seguridad y soberanía alimentaria y los conflictos por la tierra que causaría.
Lectura complementaria
Biofuelwatch y Fundación Heinrich Böll, Resumen del informe de BECCS: ¿Último recurso para combatir el cambio climático o una ilusión?, http://www.biofuelwatch.org.uk/2016/beccs-report-hbf/
Biofuelwatch, Informe completo – BECCS: ¿Último recurso para combatir el cambio climático o una ilusión? http://www.biofuelwatch.org.uk/2015/beccs-report/
Coalición Mundial por los Bosques, Los riesgos del biosecuestro a gran escala en el contexto del eliminación de dióxido, http://globalforestcoalition.org/risks-of-large-scale-biosequestration/
Notas finales
[1] Ver, por ejemplo, Gough, et al. (2018) Desafíos para el uso de BECCS como tecnología clave en la búsqueda de 1.5ºC, en: Global Sustainability, Vol. 1, Cambridge University Press, https://www.cambridge.org/core/journals/global-sustainability/article/challenges-to-the-use-of-beccs-as-a-keystone-technology-in-pursuit-of-15c/5E8AE2ECC9DCACB5DFE4B97BBE70476D/core-reader
[2] Ver, por ejemplo: The Royal Society (2009) Geoingeniería del clima: ciencia, gobernanza e incertidumbre, The Royal Society, Policy document 10/09, Londres, https://royalsociety.org/-/media/Royal_Society_Content/policy/publications/2009/8693.pdf
[3] IPCC (2018) Calentamiento global de 1,5 °C. Un informe especial del IPCC sobre los impactos del calentamiento global de 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales y las trayectorias relacionadas con las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, en el contexto del fortalecimiento de la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático, el desarrollo sostenible y los esfuerzos para erradicar la pobreza [V. Masson-
Delmotte, P. Zhai, H. O. Pörtner, D. Roberts, J. Skea, P. R. Shukla, A. Pirani, W. Moufouma-Okia, C. Péan, R. Pidcock, S. Connors, J. B. R. Matthews, Y. Chen, X. Zhou, M. I. Gomis, E. Lonnoy, T. Maycock, M. Tignor, T. Waterfield (eds.)], https://www.ipcc.ch/sr15/
[4] Fajardy, et al. (2019) Despliegue de BECCS: una verificación de la realidad, Imperial College London, Grantham Institute Briefing paper n.º 28, 14 páginas, https://www.imperial.ac.uk/media/imperial-college/grantham-institute/public/publications/briefing-papers/BECCS-deployment—a-reality-check.pdf
[5] Grupo ETC y Fundación Heinrich Böll (2020) Mapa de geoingeniería: Illinois Industrial CCS (antiguo proyecto Decatur), https://map.geoengineeringmonitor.org/Carbon-Cioxide-Removal/illinois-industrial-ccs-project-former-decatur-project/
[6] Grupo ETC y Fundación Heinrich Böll (2020) Mapa de Geoingeniería: BECCS (Bioenergía con Captura y Almacenamiento de Carbono), https://map.geoengineeringmonitor.org/
[7] Biofuelwatch (2024), La aprobación del gobierno del proyecto BECCS de Drax causará más destrucción de bosques, advierten los activistas, https://www.biofuelwatch.org.uk/2024/government-approval-of-draxs-beccs-project-will-cause-more-forest-destruction-campaigners-warn/
[8] Grupo ETC y Fundación Heinrich Böll (2020) Mapa de Geoingeniería: Proyecto Drax, https://map.geoengineeringmonitor.org/Carbon-Cioxide-Removal/drax-project/; Biofuelwatch (2024), #AxeDrax campaign, https://www.biofuelwatch.org.uk/axedrax-campaign/#BECCS; Drax (2024), Drax Group plc Informe anual y cuentas 2023, https://www.drax.com/wp-content/uploads/2024/03/Drax_AR23_Interactive.pdf
[9] Padilla-Rivera, et al. (2017) Desempeño ambiental de los pellets de madera del este de Canadá medido a través de la evaluación del ciclo de vida, en: Bosques, Vol. 8(9), 352, https://www.mdpi.com/1999-4907/8/9/352/pdf
[10] Cálculo con base en: 7 mil km de distancia de transporte para el 79 por ciento de la cantidad total de pellets quemados en 2018. Transporte en buque portacontenedores, generan 15.1 g de CO2 por km y tonelada (https://www.nabu.de/umwelt-und-ressourcen/verkehr/schifffahrt/containerschifffahrt/16646.html)
[11] Grupo ETC y Fundación Heinrich Böll (2020) Mapa de geoingeniería: BECCS (Bioenergía con captura y almacenamiento de carbono), https://map.geoengineeringmonitor.org/
[12] Una compilación de literatura revisada por pares está disponible en: Biofuelwatch, Recursos sobre la biomasa, http://www.biofuelwatch.org.uk/biomass-resources/resources-on-biomass/
[13] Partnership for Policy Integrity (2011) Emisiones de carbono de la quema de biomasa para energía, publicado en línea: 17 de marzo de 2011, http://www.pfpi.net/carbon-emissions
[14] Coalición Mundial por los Bosques (2018) Documento de trabajo: Los riesgos del biosecuestro a gran escala en el contexto de la remoción de dióxido de carbono, https://globalforestcoalition.org/risks-of-large-scale-biosequestration/; Las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina (2019) Tecnologías de emisiones negativas y secuestro confiable: una agenda de investigación, Washington DC: The National Academies Press, 510 páginas, ISBN 978-0-309-48452-7, https://www.nap.edu/read/25259/chapter/7
[15] Stokstad (2019) Las plantaciones de bioenergía podrían combatir el cambio climático, pero amenazan los cultivos alimentarios, advierte un panel de la ONU, en: ScienceMag, publicado en línea, consultado: 3 de febrero de 2020, https://www.sciencemag.org/news/2019/08/bioenergy-plantations-could-fight-climate-change-threaten-food-crops-un-panel-warns
[16] Delucchi (2010) Impactos de los biocombustibles en el cambio climático, el uso del agua y el uso de la tierra, en: Anales de la Academia de Ciencias de Nueva York, Vol. 1195 (1): 28 – 45
[17] Creutzig (2014) Visiones económicas y ecológicas sobre la mitigación del cambio climático con bioenergía y emisiones negativas, en: Global Change Biology – Bioenergy, Vol. 8(1): 4 – 10
[18] Burns and Nicholson (2017) Bioenergía y captura de carbono con almacenamiento (BECCS): perspectivas y desafíos de una respuesta de política climática emergente, en: Journal of Environmental Studies and Science, Vol. 7(4): 527 – 534